Resumen:
No hay palabras que sinteticen mejor la vida y obra de sor Juana Inés de la Cruz que las de
la sentencia de Hölderlin: La poesía es un juego peligroso. Peligro es un término que
sugiere al menos dos significados. El primero -y más corriente- señala la proximidad de
una fuerza amenazante. La sociedad de sor Juana advirtió, poco a poco, el trasfondo
desafiante que anunciaban los escritos de esta mujer extraordinaria. Por eso los poderes
que dirigían aquella sociedad intentaron primero apaciguarla, luego censurarla y, más
tarde, cuando la fuerza del surtidor era ya irreprimible, recurrieron al castigo, obligándola
a abdicar del ejercicio de las letras. Pero la palabra peligro significa también obstáculo,
problema, paraje riesgoso en el camino y -curiosamente- ocasión, oportunidad para pasar
al otro lado, hacia lo otro. Sor Juana jamás retrocedió ante los peligros; es más, hizo del
peligro de la poesía la cifra y la pasión misma de su vida. Destino elegido por ella ya en su
infancia: aquella niña, solitaria y vivaz, prefería apartarse de los juegos de su edad y
atravesar el umbral prohibido de la biblioteca de su abuelo. Allí jugaba ella, sola,
descubriendo en los empolvados libros las constelaciones danzantes de los signos y las
letras.