Resumen:
La UNDROP reconoce el rol que han tenido y tienen las personas que trabajan la tierra en el desarrollo y la soberanía alimentaria. Sin embargo, si bien, por un lado, su rol productor es considerado esencial; por el otro, su condición de vulnerabilidad está generalizada y presenta profundas brechas de desigualdad e injusticia. “Los/as agricultores/as y campesinos/as de pequeña escala alimentan entre el 70% y el 80% de la población mundial, [pero también] representan el 80% de las personas que pasan hambre en el mundo y el 70% de las que viven en la pobreza extrema” (Naciones Unidas, 2011, p. 1).